SEXUALIDAD FEMENINA
En el prólogo del libro “Delta de Venus” Anaïs Nin, menciona lago que deja plasmada la historia de la sexualidad femenina, sobre todo lo que se refiere al erotismo, el placer y el gozo:
“Me costaba la gran disparidad existente ente lo explícito de Henry Miller y mis ambigüedades, entre su visión humorística rabelesiana del sexo y mis poéticas descripciones de relaciones sexuales contenidas en los fragmentos no publicados de mi Diario… experimentaba el sentimiento de que la caja de pandora contenía los misterios de la sensualidad femenina, tan distinta de la masculina que el lenguaje del hombre no resultaba adecuado para describirla.
Creí que las mujeres eran más aptas para fusionar el sexo con la emoción con el amor y para escoger a un hombre antes que caer en la promiscuidad, Me di cuenta cuando escribía mis novelas y el Diario... Pero aunque la actitud de las mujeres hacia el sexo fuera por completo distinta a la masculina, aún no hemos aprendido a escribir sobre el tema.
Estos relatos los escribí para entretener, bajo la presión de un cliente que me pedía que <>, creí que mi estilo derivaba de una lectura de obras debidas a hombres, y por esta razón sentí durante mucho tiempo que había comprometido mi yo femenino. Olvidé estos relatos. Releyéndolos muchas años más tarde, me doy cuenta de que mi propia voz no quedó ahogada por competo. En numerosos pasajes estaba utilizando intuitivamente un lenguaje de mujer, viendo la experiencia sexual desde la perspectiva femenina. Al final decidí autorizar la publicación de mis relatos eróticos porque muestran los esfuerzos iniciales de una mujer en un mundo que había sido exclusivo de los hombres”.
Anaïs Nin Los Ángeles Septiembre 1976
La sexualidad femenina tiene muchos componentes, hormonal, gonadal, genético, anatómico, legal y el sexo psicológico, que tiene varios componentes, el esquema corporal, el género, la intimidad y el deseo, de todos estos componentes, me parece trascendental mencionar el deseo.
Me interesa nombrar el aspecto erótico y de deseo, no de maternidad u otros, hablar de placer y sexualidad ligada al deseo en mujeres parece ser transgresor, por ejemplo es el sexo y no el amor el que podría causar algún tipo de problema para ser aceptada si eres lesbiana, el amor platónico o fraterno no es criticado, juzgado, señalado como malo o vergonzoso, pero esta situación no es exclusiva de un sector de mujeres como las lesbianas, es de todas, por eso la necesidad de aprender a escribir sobre el tema como dice Anais Nïn.
Nombrarlo, escribirlo, reflexionarlo, quedarnos en el tema del placer sexual femenino, disfrutando y aprendiendo de nosotras mismas, antes de la interrelación con el otro, la otra, los otros, las otras… Apropiarnos de la sexualidad para tornarla como una amiga que nos brinda placer, alegría, compañerismo y complicidad antes de relacionarme con alguien más, antes de la relación con otros(as) la relación es conmigo, mi cuerpo, mi sexualidad, mi deseo, por eso nombrar el placer sexual femenino.
Se puede describir la sexualidad femenina como contenida por la estructura de la sexualidad masculina, es como describir un vaso de agua, el agua sería la sexualidad femenina y el vaso la masculina, ¿qué pasaría si nos diéramos a la tarea de quitar esta estructura y ver qué forma propia tiene la que hasta ahora creíamos agua moldeable ante el deseo del otro?
Las feministas han hecho planteamientos centrales sobre la sexualidad en tanto que terreno de constreñimiento, de represión y peligro, así como de actuación, exploración y placer. El sexo es una construcción social que se articula en muchos puntos con las estructuras económicas, sociales y políticas del mundo material. El sexo no es simplemente un hecho “natural”… Aunque la sexualidad, como toda actividad cultural humana, se basa en el cuerpo, la estructura, la filosofía y el funcionamiento del cuerpo no determina la configuración o el significado de la sexualidad de una forma directa ni simple. (Gloria Careaga, 2004)
Imaginemos que estamos en una isla desierta, justo en la edad en la que descubrimos nuestra sexualidad, no sé qué edad sea para ti, solo observa que despierta tu interés en el erotismo, en las sensaciones de tu cuerpo, de tu sexualidad, puede ser un ritmo, una sensación, un movimiento, un roce o lo que sea, tienes todo el tiempo para explorar, sentir, descubrirte, apropiarte de tu cuerpo, tus ideas al respecto, tus sensaciones, sin restricciones quédate contigo misma, descubriéndote.
Esto agrega un factor de moldeamiento de la sexualidad diferente, al que vivimos de niñas, o preadolescentes, adonde nos llevaría el deseo puro y como sería tu sexualidad si esto hubiera pasado…
Sé que la sexualidad humana es relacional y esto es sólo una hipótesis descabellada, que nos lleva a la reflexión sobre la libertad, la sexualidad propia y con identidad femenina, pero imaginarlo ya da una idea y nombra de muchas maneras la sexualidad femenina.
“Frente a las diferencias anatómicas y psicológicas entre hombres y mujeres, en el año 2001 R. Basson construye un modelo de respuesta sexual de tipo circular, basado en la intimidad, describe las fuerzas motivacionales fundamentales que despiertan el deseo. La mujer presenta una excitación mental y subjetiva, pudiendo tener o no
consecuencias genitales o extragenitales.
Este modelo abandona los elementos tradicionales del deseo, excitación, meseta, orgasmo y resolución, argumentando que éstos no corresponden al reflejo de la experiencia sexual de las mujeres.
Se basa en observaciones de las fases de la respuesta sexual de las mujeres en un modo variable y superpuesto. La motivación sexual de las mujeres es mucho más compleja que la simple presencia o ausencia de deseo sexual, por lo tanto el modelo introduce elementos como la necesidad de una intimidad emocional, estímulo sexual, condicionantes biológicos y psicológicos y la satisfacción de la relación.( Basson R. Women’s sexual dysfunction: revised and expanded definitions. Review. CMAJ 2005;172(10):1327-33) Actualmente es el modelo más citado como modelo de respuesta sexual Femenina” citado por Romina Tamara Valenzuela Peters Concepción, Chile 2014, Tesis De Maestría Función Sexual De Trabajadoras En Turno Del Sector Salud pág. 17-18.
Fase de excitación: en los órganos genitales existe un aumento del riego sanguíneo a la pelvis y la región genital. En la mujer ocurre tumescencia del clítoris y labios menores, lubricación vaginal, alargamiento de dos tercios internos de la vagina, estrechamiento de un tercio externo de la vagina, secreción mucoide por glándulas periuretrales, retracción del clítoris. Extragenitalmente, erección de los pezones, hiperventilación, taquicardia, aumento de la presión sanguínea y rubor sexual.
Además de estos existen otras particularidades que podrían caracterizar la sexualidad femenina que solo se mencionarán sin profundizar en cada uno de ellas debido a que el tema por su importancia requeriría otro trabajo de investigación.
1. Órganos sexuales poco expuestos
2. Eyaculación femenina
3. La existencia del clítoris con el único objetivo biológico de proporcionar placer
4. La anatomía interna del clítoris que se alarga a los costados de la vagina, por ello un orgasmo clorótico y uno vaginal en realidad tienen el mismo origen el clítoris.
5. La posibilidad de multiorgasmos sin necesidad de recuperarse, sobre todo si son vaginales. “Las mujeres por el contrario, no tienen periodo refractario y son capaces de múltiples orgasmos” 19 Stuart Ira Fox. Reproducción. En: Fisiología humana. 7ª. Edición. Editorial McGraw Hill Interamericana; 2003: 666-669.
6. Emociones ligadas a l deseo y como forma de expresión de la sexualidad
Apropiarnos de nuestro cuerpo y nuestra sexualidad, desafiando los mandatos de género sobre nuestra sexualidad y cuerpo, es que podríamos las mujeres de cualquier preferencia sexual, llegar a su autoacetpación, lograr este proceso, requiere valor, confrontación, ser señalada o clasificada por el afuera, por alguna de las etiquetas que Marcela Lagarde menciona en su libro “Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas.
Pero existe una dimensión más que no he tomado en cuenta, la cual Clarissa Pinkola (año) Estés, desarrolla en su libro “Mujeres que corren con los lobos”, la sexualidad femenina como sagrada, la autora describe que la sexualidad de mujeres en la antigüedad se llamaba lo obsceno sagrado, no con el significado con que hoy utilizamos la palabra “obsceno” sino con el de “sexualmente sabio e ingenioso” esto es la irreverente sexualidad femenina. La autora se refiere a la sexualidad como algo sagrado y de la obscenidad como un aspecto de la sexualidad sagrada.
Aclara que subsisten en todas las culturas mundiales vestigios de cuentos que han sobrevivido a las distintas purgas. En ellos se nos dice que lo obsceno no es vulgar en absoluto sino que más bien se parece a una especie de criatura de naturaleza fantástica que uno quisiera tener por amiga y cuya visita desearía con toda el alma recibir…
…relatos de las hazañas de las mujeres, tanto reales como mitológicas, que utilizaban su sexualidad y
su sensualidad para conseguir un objetivo, aliviar una pena o provocar la risa, y, por este medio, enderezar algo que se había torcido en la psique.
Hay cuentos de la “entrepierna” en todo el mundo. Uno de ellos es el cuento de Baubo, una diosa de la antigua Grecia, la llamada “diosa de la obscenidad”. Se le atribuyen también otros nombres como, por ejemplo, Yambe, y parece ser que los griegos la tomaron prestada de otras culturas más antiguas. Desde tiempos inmemoriales existen arquetípicas diosas salvajes de la sexualidad sagrada y de la naturaleza de la Vida/Muerte/Vida.
En este sentido, la sexualidad se puede considerar una medicina para el espíritu y, por consiguiente, algo sagrado. Cuando la risa sexual es un remedio, se convierte en una risa sagrada. Y cualquier cosa que provoque una risa curativa también es sagrada. (Estés, 2003), por ello en los ejercicios del taller se hizo lectura del mito “Deméter y Baubo” que rescata esta sexualidad obscena y sagrada de las mujeres.
Podemos concluir que la sexualidad femenina y el placer femenino son complejos y requiere de ser abordado desde otras formas menos convencionales, aprendiendo cada una de nosotras a nombrarlo, vivirlo, experimentarlo, con límites propios.
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Elena Vega
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