Bisexuala, Bisexualas
Y no me equivoqué al escribir el título,
bisexualas, ésta no es una palabra común o que se escuche de manera habitual,
no se nombra en las siglas LGBT que nos sirven para nombrar a la comunidad, con
todas sus T y la Q que luego se cuela, y a mí no se me hubiera ocurrido
escribirla o decirla jamás si no hubiera sido por necesidad.
Esto una necesidad práctica, feminista,
política, y de activismo bisexual-lésbico, todas a la vez y por separado.
Es una necesidad de logística porque hace
unos años iniciamos un grupo para “Mujeres Lesbianas Y Bisexuales”, y quiero
que vean que el título dice mujeres, pero sin importar esto, infinidad de
hombres llamaron para apuntarse al grupo.
Al ser cuestionados por su acción, ¿Por qué
llamas si el anuncio dice mujeres? Muchos contestaron: como dice bisexuales y
yo soy bisexual…
Así que me pareció que decir bisexuala sería
la única forma de hacerles entender a todos esos hombres, que no estaban siendo
nombrados ni convocados a las reuniones o talleres, en ese momento me di cuenta que decir
bisexual, no es suficiente para hacer entender a otras personas que se habla de
una mujer, que gusta sexo-afectivamente de mujeres, y además de que en realidad, no nombra las experiencia
de ser una mujer bisexuala.
Al substituir, bisexuales a bisexualas, efectivamente
disminuyeron las llamadas de hombres haciéndose pasar por bisexuales, para ser
incluidos en un grupo de mujeres, de tal manera que la necesidad de la
inclusión de la palabra en mi vocabulario, quedó justificada pues me fue útil.
Pero solo disminuyeron, no desaparecieron, y
es ahí donde digo que la necesidad de esta palabra, es una cuestión feminista,
esto es porque los hombres seguían llamando sin la careta de la bisexualidad,
para pedir, solicitar y/o conseguir tener sexo con una mujer lesbiana o
bisexuala y que además no solo tuviera sexo con el, también con su esposa,
pareja, novia etc.
Incluso en una reunión apareció una mujer que
después de una hora, comentó que su esposo la esperaba en la esquina, esperando
a que ella consiguiera convencer a un mujer de la reunión y tener un trio con
ella, con lágrimas amargas nos comentó que ya había tenido que tener actividad
sexual con una mujer, solo para complacer a su marido, y que en realidad a ella
le había desagradado bastante, siendo esa tarde la primera vez que decía en voz
alta lo que realmente sentía.
Es evidente que la sexualidad de nosotras las
mujeres y nuestros cuerpos, siguen siendo conceptualizados y manejados por los
hombres a su gusto y solo para su placer por lo menos en el imaginario
colectivo, y el hecho de ver, oír o escuchar la palabra lesbiana unida a la
palabra bisexual o mujer bisexual, para muchos de ellos es sinónimo de placer
para sí mismos, vislumbrando un grupo de mujeres para complacerles.
De ahí la necesidad de hacer válidas y unir
las propuestas feministas a la búsqueda de la autonomía y respeto al cuerpo de
las bisexualas, ya que a veces los términos o conceptos de: respeto al cuerpo
de las mujeres y libertad sexual para las mujeres, no nombra específicamente a
las bisexualas y su problemática específica.
Me refiero a que no es lo mismo hablar de
bisexualidad masculina, que más bien trae a la mente de los hombres y mujeres
machistas cosas que se pueden rescatar de los chistes homofóbicos. Pero ¿cuantos
chistes y personajes están basados en la ridiculización de lesbianas o mujeres
bisexuales?, pocos, muy pocos, eso es porque hablar de bisexualidad femenina,
rescata otros arquetipos machistas, que llevan una y otra vez al placer
masculino, el cuerpo y sexualidad femenina puestos al servicio de los hombres,
por ello nuevamente justifico la necesidad de la palabra BISEXUALA, para el
trabajo feminista.
Me refiero al trabajo feminista que busca el
respeto al cuerpo de las mujeres, dejar de ser objetos de colección, dejando de
lado esto de ser muñecas para el placer y beneplácito de los hombres, teniendo
las mujeres que someterse por las buenas o por violación a sus deseos.
Pero hay más en esto porque incluso mujeres
hablaron muy entusiasmadas para conseguir un trio con mujeres lesbianas o
bisexuales y su esposo, es como si las mujeres también creyeran que el cuerpo
de las mujeres lesbianas y bisexualas existen para su placer como si las
mujeres les y bi fueran material público para satisfacer sus necesidades y sin
pagar.
El machismo habla de que las mujeres son
subordinadas y existen para su servicio en todos lo sentidos, pero el hecho de
que sean mujeres las que tomen esa actitud, es una situación de trabajo
activista bisexual, es decir la gente cree que las bisexualas son menos que el
común de las personas, y por ello las mismas mujeres actúan como si las
bisexualas fueran mujeres degradadas, que debieran responder a los deseos de
ellas, por ser heterosexuales o por lo menso por estar casadas y porque están
respaldadas por el deseo de su esposo.
Esta idea de las personas bisexuales como
personas de segunda, que son objetos sexuales o depredadoras sexuales, debiera
ser modificada en el consciente e inconsciente colectivo, para vivir sin
prejuicios, quitar estas etiquetas y como bisexual ser tratada como simple y
llana mortal, tendremos que trabajar tanto al interior de nosotras como al exterior,
con la comunidad LGBT y la sociedad en genera para transformar estos conceptos.
Este punto que toca el respeto, la aceptación
y quitar etiquetas es importante para hablar de la palabra bisexuala, ya que al
interior de la comunidad LGBT se discrimina y denigra a las personas bisexuales,
incluso activistas lesbianas han comentado que las bisexualas tienen derecho a
estar en las discusiones pero no a votar.
En general se ve a las mujeres bisexualas en
un lado y a las lesbianas en otro, pero ambas se relacionan sexo afectivamente
con mujeres, y hacer a un lado a las mujeres bisexualas me parece prejuicioso,
porque pone de manifiesto que se cree que las bisexualas tienen sexo al mismo
tiempo con hombres y con mujeres en bacanales o engañando mujeres, dando por
hecho que no pueden ser fieles, invisibilizando las experiencias de bisexualas
que se comprometen con mujeres en relaciones monógamas y que renuncian a su
posibilidad de relacionarse con hombres.
Esta invisibilización puede deberse a varias
cosas, una de ellas a que las bisexualas no nos atrevemos a decir que lo somos
porque da miedo el rechazo, el doble rechazo, por parte de la sociedad heterosexual
y de la comunidad LGBT, incluso a veces pareciera más limpio, claro, celestial,
ser lesbiana a ser bisexuala, como morirse de un infarto fuera más chic que
morirse de VIH, como si no fuera lo mismo, la muerte, como si ser lesbiana o
bisexuala no fuera lo mismo: disidencia sexual y relacionarse sexo
afectivamente mujeres con mujeres.
Lo vuelvo a repetir, bisexualas que viven de
manera comprometida con una mujer en una relación monógama, renunciando a su
posibilidad de relacionarse con otras personas, he cambiado la palabra hombres
por personas, ya que desde mi perspectiva, no importa con quien esté la otra
persona, mi pareja, mi novia, mi amanta, ella no está conmigo, ¿que importa si
es con un hombre o con una mujer?
Si me ha engañado, dolerá lo mismo si se va con
una mujer que con un hombre, el dolor de la pérdida es la misma, he escuchado
mil veces el argumento de que si se fuera con una mujer y no con un hombre
sería mejor, porque con una mujer puedes competir pero con un hombre no, porque
no pueden darle lo que le tiene, pero también mil veces he escuchado que si la
novia se va con un hombre ella, la abandonada tienen ventaja, porque tiene algo
que darle que le otro no tiene.
En general la novia fugitiva se ha ido con
alguien más porque esta persona hombre o mujer, le da algo que nosotras no
podemos darle, que importa si es con un hombre o una mujer?, si el engaño, el
cambio de opinión, la ruptura es por un
hombre o mujer no tiene relevancia, lo que importa es que ella se ha
ido.
Por otro lado no existe un detector de
lesbianas o de bisexualas, y después de mucho tiempo de estar con una mujer o
en una relación lésbica, deja de ser necesario nombrar la bisexualidad, porque
todo lo que se vive, las experiencias buenas y malas, nacen de esta relación
lésbica y no de la bisexualidad, y si no lo nombras, si no lo vives, entonces
es como si no existiera, además de venir bien no tener que pasar por las
miradas descalificadoras por parte de las lesbianas puristas.
Puristas, ¿cómo se puede ser purista siendo
perseguido y parte de las minorías segregadas?, pues si, así es, las puristas
las que se creen las buenas, las privilegiadas, el pueblo elegido, ellas
pululan, hasta que se nombre la experiencia bisexuala y nos nombremos tomando
nuestro lugar y colocando a las purista donde pertenecen, solo en un sector de
la población de disidencia sexo genérica.
Hagan su propio movimiento dijeron muchas
lesbianas puristas, y acá estoy haciendo mi propio movimiento e invitándote ha
unirte a él, orgullosamente bisexuala, feminista, disidente, por ejercer tu
lesbianismo, no desde la bisexualidad que revuelve a hombres y mujeres como si
fuera la misma experiencia, desde la experiencia bisexual femenina, que puede y
debe unirse a la fuerza feminista y a l movimiento lésbico, con potencia y
orgullo.
Si has leído hasta aquí, tal vez lo que
escribí te pareció interesante, útil, de beneficio para ti o alguien que
conoces.
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Si es así, ayúdame a seguir
escribiendo, te pido que le des difusión al artículo, me recomiendes como
terapeuta o vengas a terapia, le des a
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Me puedes escribir a
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del D.F. y zona conurbada, doy terapia en del D.F. y en Tecámac.
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Gracias
Elena Vega
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